La ciudad de Resistencia continúa conmocionada por el femicidio de Alejandra Betiana Calvo, ocurrido el fin de semana pasado. Sus compañeras de trabajo, del laboratorio del Hospital Pediátrico, la recuerdan como una mujer trabajadora, que se desvivía por su pequeño hijo, que ahora quedó solo. Denuncian además que la justicia no hizo nada contra su agresor, a pesar de que vivía constantemente acosada.
“Ella había hecho la denuncia y la justicia nunca se hizo cargo de nada”, comenta Alicia Muchelín, directora del Pediátrico. “Ale tenía para hoy recién la citación en el juzgado y nadie pudo protegerla ni darle un botón antipánico o algo para que pueda seguir con vida”.
Según comentan sus compañeras, Agustín Sánchez, su ex pareja, acosaba constantemente a Alejandra, que la seguía inclusive al lugar de trabajo. “Todo el tiempo la seguía. Venía a trabajar y este hombre la seguía en el Hospital para ver si era cierto que estaba trabajando”
“Estamos muy dolidos, porque nadie hizo nada. La justicia siempre llega cuando las cosas ya no tienen solución”, se lamentó Alicia, con cierta impotencia: “todas queríamos protegerla y no pudimos hacer nada”.
“Emergencia por Femicidio”
El pasado 12 de abril, la Legislatura prorrogó por dos años más la “emergencia social por violencia de género”, que en teoría procura “optimizar” los recursos estatales para atacar la problemática de los femicidios y la violencia de género. Sin embargo, situaciones como las vividas con Alejandra demuestran que aún existe una importante diferencia entre la letra de la ley y la realidad.
“Estos hechos demuestran que no hay tal emergencia”, señala la directora del Pediátrico. “La justicia no tomó ninguna medida, pero su denuncia sí llegó a mano de sus empleadores, el Ejército, que le informó [a Agustín Sánchez] de un traslado, lo cual desencadenó aún más su violencia. Enojaron al violento y la dejaron sola”.
Crónica de un femicidio anunciado
Otra compañera de Alejandra, Claudia, aporta algunos detalles que ponen de manifiesto el carácter enfermizo de Sánchez. Al parecer este le habría dado un celular a su víctima que permitía rastrearla en todo momento, lo que facilitaba que el femicida la siguiera a todas partes a donde iba, provocando escenas y amenazas de manera constante. “Ella venía a trabajar y el tipo la acosaba por celular; tenía que mostrar que estaba en el laboratorio”, comentó Claudia.
En una ocasión, comenta que Sánchez habría colocado un revólver en la cabeza de Alejandra, amenazando con matarla a ella y a su hijo: “de acá nos vamos los tres”, habría dicho el femicida.
Finalmente, Claudia comenta cómo fueron los momentos finales en esa mañana del sábado, en la esquina de Av San Martín y José Mármol, de la mano del testimonio de una compañera de trabajo en común que habría estado ese día para cuidar al hijo de Alejandra.
Al parecer, la mujer que había salido de la guardia para quedarse con el nene de Alejandra, advirtió esa mañana que afuera se encontraba el auto negro que conducía Sánchez. Al mirar por la ventana, Alejandra no vió al vehículo, que ya había dado la vuelta para estacionar sobre la avenida San Martín, y le pidió a su compañera que luego de irse, cerrara el portón y se quedara con el chico en la casa.
Desde allí la compañera de Alejandra pudo ver como Sánchez, que al ver que Alejandra había subido a su auto, cruzó la calle corriendo “con la cara transformada”, gatilló varias veces contra el vehículo, matando a su víctima al instante. Luego, cuenta Claudia, el hombre se abrazó al cadáver de su ex pareja y en ese mismo lugar se quitó la vida. Todo esto a ojos de la compañera de Alejandra.
