Se trata de un insecto volador hematófago, es decir que se alimenta de sangre, y cuya picadura produce un corte en la piel doloroso y fácil de infectar con el rascado. Si bien podría decirse que se comporta de manera similar a un mosquito durante la temporada estival, hay ciertas regiones en las que su presencia ha llegado a tornarse casi incontrolable, a lo que se suma el hecho de ser mucho más resistente a los repelentes químicos normalmente utilizados.
NOTA: GRISELDA ORIA – BIÓLOGA.