En una sorpresiva reorientación de su agenda diplomática, Javier Milei planea un encuentro bilateral con el líder comunista chino, Xi Jinping, en Beijing.
Aunque aún no se ha fijado una fecha exacta, fuentes cercanas al gobierno argentino sugieren que la visita podría tener lugar el 4 de julio, fecha tentativamente señalada por las autoridades chinas.
La decisión de Milei de viajar a China contrasta con sus previas declaraciones críticas hacia regímenes comunistas, expresadas durante su campaña presidencial en 2023. En aquel entonces, el presidente argentino manifestó su escepticismo sobre la conveniencia de establecer lazos con países como China, Cuba o Venezuela, citando principios ideológicos alineados con pensadores como Ludwig von Mises y Friedrich von Hayek.
Sin embargo, el reciente acuerdo de renovación del swap chino por 5.000 millones de dólares ha sido determinante en esta nueva dirección política. Este acuerdo permite a Argentina fortalecer sus reservas internacionales y facilitar el comercio exterior, aspectos cruciales en el contexto de la actual coyuntura económica.
La gestión del ministro de Economía, Luis Caputo, junto con el secretario de Finanzas, Pablo Quirno, y el titular del Banco Central, Santiago Bausili, ha sido fundamental para asegurar la refinanciación del swap, evitando así un impacto inmediato en las reservas del país. Según los términos acordados, Argentina comenzará a pagar los compromisos derivados de este swap a partir del próximo año, con una cancelación final programada para mediados de 2026.
El viraje en la política exterior de Milei refleja una aplicación pragmática del poder, donde consideraciones de realpolitik se combinan con la firmeza ideológica tradicionalmente asociada a su mandato. Este enfoque ha sido evidente también en otros ámbitos, como su cambio de postura hacia el Papa Francisco, del cual inicialmente se distanció pero con quien ahora mantiene un diálogo personal y constructivo.
