Resistencia se encuentra nuevamente al borde de una crisis sanitaria debido al repentino retiro de la empresa Santa Elena, encargada de la recolección de residuos sólidos urbanos. El grupo decidió retirar todos sus camiones y trabajadores del servicio, argumentando falta de pago por parte de la municipalidad. La municipaliad, por su parte, achaca la situación a un conflicto interno entre la empresa y sus trabajadores.
Ante esta situación, el gobierno municipal, encabezado por Roy Nikisch, activó un "plan de contingencia" para evitar el colapso del sistema de recolección de basura. Según un comunicado oficial, la ciudad ya venía sufriendo interrupciones parciales del servicio, pero ahora enfrenta un cese total de las operaciones por parte de la empresa concesionaria.
La municipalidad ha puesto en marcha un mecanismo provisorio de urgencia, utilizando equipos propios y alquilados para mantener la limpieza de la ciudad. Según señala el comunicado, se han adquirido 16 nuevos camiones con recursos propios, de los cuales 10 ya están operativos y 6 se sumarán próximamente al servicio.
Por otra parte, las autoridades han alertado al Ministerio de Seguridad sobre posibles situaciones de arrojo intencional de residuos en la vía pública, especialmente en zonas cercanas al predio de la Bienal. Esta medida preventiva busca evitar la formación de basurales improvisados que podrían agravar la situación sanitaria.
Este nuevo episodio reaviva la crisis de la basura que afectó a Resistencia a finales de 2023 y principios de 2024, la cual parecía haber sido controlada. La administración de Nikisch enfrenta así un desafío adicional en una gestión que ya ha sido caracterizada por cierta lentitud en la resolución de problemas.
Mientras la municipalidad asegura estar trabajando para resolver la situación, los vecinos de Resistencia se enfrentan al riesgo de ver nuevamente acumulaciones de residuos y basurales en sus barrios, provocando peligro ambiental y sanitario.