El Parque de la Democracia, una vez promocionado como un emblema de recreación y desarrollo para la provincia de Chaco, hoy se encuentra en una triste decadencia. Yuyos altos y construcciones sin terminar son la imagen que domina este espacio que, en su momento, fue pensado para albergar múltiples obras.
El área que iba a ser un centro de monitoreo es el ejemplo más visible del abandono. A pesar de estar cercado, el perímetro presenta alambres rotos que permiten el acceso, lo que representa un riesgo para las familias que visitan el parque, especialmente durante los fines de semana. La estructura inconclusa, con ladrillos y hierros expuestos, aumenta el peligro para los niños y adultos que transitan la zona.
El predio ha pasado de manos del gobierno provincial al municipal, pero ninguno ha asumido la responsabilidad de su mantenimiento. Hace unos meses se intentó poner en condiciones el parque, mejorando algunos juegos y áreas recreativas, pero la zona destinada al centro de monitoreo quedó olvidada.
La falta de carteles de obra y maquinaria en el sitio confirma la ausencia de avances en la construcción. Además, los pastizales altos representan un problema sanitario, especialmente en épocas propensas al dengue, convirtiendo al parque en un foco de mosquitos.
La comunidad de Resistencia y los turistas que visitan la ciudad se encuentran con una imagen desalentadora al ingresar a la provincia. El Parque de la Democracia, que debería ser un pulmón verde y un espacio de disfrute, se ha convertido en un recordatorio de la importancia del mantenimiento y finalización de obras públicas. La esperanza es que las autoridades tomen medidas para transformar este espacio en el lugar recreativo y seguro que tanto se necesita.
