La responsabilidad de los formadores, instituciones y padres.
El bullying y el ciberbullying representan dos formas preocupantes de maltrato que afectan a niños, adolescentes y adultos en diversos entornos, incluidos los clubes deportivos y espacios de actividad física. La psicóloga deportiva Romina Bogado ha abordado este tema con un enfoque integral, destacando el papel crucial de los clubes, las instituciones deportivas y las familias en la prevención y manejo de estas problemáticas.
Según Bogado, el bullying se manifiesta a través de agresiones físicas, psicológicas o verbales en el entorno directo de la víctima, mientras que el ciberbullying ocurre en el ámbito digital, donde el agresor a menudo oculta su identidad para evitar repercusiones. "El bullying es una situación de maltrato que puede ser físico, psicológico o verbal hacia una persona, mientras que el ciberbullying se da a través de las redes sociales y otras plataformas digitales", explicó Bogado. Esta distinción subraya la necesidad de abordajes específicos para cada tipo de acoso.
Los clubes deportivos y otros espacios de actividad física juegan un papel fundamental en la prevención del bullying. "En el Departamento de Psicología del Club Villa San Martín, iniciamos una campaña con talleres psicoeducativos para los chicos. Hablamos sobre historias de atletas que han sufrido bullying y cómo esto ha afectado su rendimiento y bienestar", comentó Bogado. Estos talleres no solo informan a los jóvenes sobre los efectos del bullying, sino que también promueven la participación activa en la creación de soluciones para este problema.
El compromiso de los formadores, entrenadores y padres es esencial para abordar el bullying. Bogado señaló que "es crucial que toda la comunidad trabaje sobre estos aspectos. A veces, en tono de broma, se cargan a las personas por sus características físicas o defectos, lo cual puede tener un impacto negativo significativo". La psicóloga destaca la importancia de educar tanto a los jóvenes como a los adultos sobre el respeto y la empatía, para crear un entorno más inclusivo y seguro.
Además de los talleres, la detección temprana de señales de bullying es vital. Las víctimas pueden mostrar cambios en sus hábitos, como evitar ciertos lugares, cambiar su comportamiento o experimentar inseguridades. "Los cambios en el comportamiento, como no querer ir a ciertos lugares o alterar los hábitos de sueño y alimentación, pueden ser señales de advertencia de que alguien está sufriendo bullying", afirmó Bogado.
La responsabilidad no recae únicamente en los clubes o en los padres. Los formadores y docentes deben estar capacitados para reconocer y abordar estos problemas. "Necesitamos psicoeducar a los entrenadores, docentes e instituciones sobre cómo tomar cartas en el asunto y generar conciencia sobre el daño que puede causar el bullying", afirmó Bogado. Este enfoque integral busca no solo identificar y detener el bullying, sino también prevenirlo mediante la educación y el apoyo constante.
Bogado también enfatiza la importancia de fortalecer la confianza en los jóvenes. "Trabajar con los chicos para que identifiquen sus fortalezas y debilidades ayuda a construir su autoestima y seguridad. Esto es crucial para enfrentar y superar el bullying", añadió.