El caso de Arezou Badri reaviva el debate sobre los derechos de las mujeres en el país persa
Arezou Badri, una madre iraní de 31 años, quedó paralítica después de recibir un disparo de las fuerzas de seguridad en la ciudad de Nur, provincia de Mazandarán. El incidente ocurrió el 22 de julio cuando Badri, supuestamente sin velo islámico, no atendió la orden policial de detenerse mientras conducía. Según el Centro por los Derechos Humanos en Irán, con sede en Nueva York, los agentes intentaron detener el vehículo de Badri debido a una orden previa de confiscación relacionada con una infracción del código de vestimenta.
El caso se enmarca en una campaña de seguridad implementada por las autoridades iraníes desde abril para imponer el uso obligatorio del velo islámico. Esta medida surge tras las protestas masivas desencadenadas en 2022 por la muerte de Mahsa Amini, una joven de 22 años que falleció bajo custodia policial tras ser detenida por supuestamente no llevar correctamente el pañuelo. Las autoridades han estado enviando mensajes de texto a los propietarios de vehículos en los que se ha visto a mujeres sin velo, advirtiendo sobre la confiscación de sus automóviles.
Según los informes, los agentes dispararon primero contra los neumáticos del vehículo de Badri y luego contra ella. Después de aproximadamente 10 días, los médicos lograron extraer la bala, pero Badri sufrió daños graves en un pulmón y la médula espinal, dejándola incapaz de caminar. Actualmente, se encuentra bajo estrictas medidas de seguridad en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Valiasr de Teherán, con visitas familiares limitadas y controladas.
Este incidente ha reavivado el debate sobre los derechos de las mujeres en Irán y la controvertida imposición del código de vestimenta islámico. Las protestas del año pasado, conocidas por el lema "Mujer, vida, libertad", fueron duramente reprimidas por las autoridades, resultando en aproximadamente 500 muertes según organizaciones de derechos humanos iraníes en el exilio. El caso de Badri subraya la tensión continua entre las demandas de mayores libertades sociales y las medidas restrictivas del gobierno iraní.