La falta de lluvias en Brasil impacta severamente el nivel del río, afectando el transporte fluvial y el abastecimiento de combustible en la región.
La bajante del río Paraná ha alcanzado niveles críticos, generando una creciente preocupación en la región y afectando severamente la navegación comercial. Según el ingeniero Hugo Rohrman, especialista consultado por N9, el río se encuentra "en valores muy bajos, alrededor del metro de altura" tanto en Corrientes como en Barranqueras.
Esta situación ha provocado un "impacto definido en la navegación comercial de Santa Fe hacia el norte", llegando al punto en que "en Barranqueras no se puede navegar", afirmó Rohrman. El experto atribuye esta crisis hídrica principalmente a "la falta de lluvia importante, especialmente en Brasil en los últimos dos meses".
La bajante no solo afecta a Argentina. Paraguay, que depende en un 70-80% del río Paraná para su comercio, está experimentando "problemas bastante críticos". Rohrman advierte que "de acá hasta fin de año van a tener problemas, en algunos casos muy críticos" en cuanto a la captación de agua potable y el transporte fluvial.
En Barranqueras, la situación es particularmente grave. "El riacho Barranqueras no se lo puede usar comercialmente ni para las terminales de combustible, ni para el puerto, ni para llegar a los silos de grano", explicó el ingeniero. Esto implica que el transporte de combustible y mercancías debe realizarse por vía terrestre, lo cual "se encarece totalmente".
Sin embargo, Rohrman ofrece un atisbo de esperanza: "La perspectiva es que de a poco se comience a normalizar los valores de altura asociados al nuevo comienzo de la temporada de lluvia". Se espera que esta temporada inicie en octubre, lo que podría traer "valores normales" de precipitaciones.
El especialista destaca una diferencia crucial con la gran bajante ocurrida entre 2019 y 2022: "Hoy los embalses están en mucho mejores condiciones que en esa situación crítica, que la vivimos prácticamente dos o tres años".
En cuanto al fenómeno de La Niña, que inicialmente se temía pudiera agravar la situación, Rohrman señala que "hasta ahora no empezó" y que "en el verano prácticamente los fenómenos de La Niña no tienen incidencia". Esto brinda cierto optimismo para la recuperación del río durante la temporada estival.
La normalización del río dependerá de dónde y cuánto llueva. "Si llueve sobre la cuenca del Iguazú, y vamos a dar un valor de 100 milímetros, eso genera una recuperación aproximadamente en una semana, 10 días", explicó Rohrman. Sin embargo, si las mismas precipitaciones ocurren en la parte alta de la cuenca del Paraná, cerca de San Pablo o Brasilia, el impacto tardará más en sentirse.