SALUD

Golpes de calor e insolación: Cómo identificarlos y tratarlos

18 de Octubre, del 2024 - Destacadas

Por el Dr Ernesto Illiovich - MP 4385.


La llegada del calor intenso no solo trae consigo días soleados y oportunidades para disfrutar al aire libre; también plantea riesgos significativos para nuestra salud, especialmente en regiones como la nuestra, donde las temperaturas pueden alcanzar niveles alarmantes. Como médico, considero vital que comprendamos qué son los golpes de calor y la insolación, y cómo prevenirlos y tratarlos.

El golpe de calor es una emergencia médica grave que ocurre cuando el cuerpo no puede regular su temperatura interna, alcanzando niveles superiores a los 40 grados Celsius. Este fenómeno es especialmente peligroso para personas en condiciones vulnerables, como ancianos, bebés y aquellos con enfermedades crónicas. A medida que el calentamiento global avanza, el riesgo de sufrir golpes de calor se incrementa, y debemos estar preparados.

Los síntomas de un golpe de calor pueden incluir confusión, piel caliente y seca, pulso acelerado y, en casos severos, convulsiones. Es importante recordar que, a diferencia de la insolación, que está relacionada con la exposición directa al sol, el golpe de calor puede ocurrir en cualquier entorno caluroso, sin necesidad de sol. La clave está en reconocer que el cuerpo está fallando en su mecanismo de enfriamiento.

Si nos encontramos ante una persona que presenta síntomas de golpe de calor, lo primero que debemos hacer es actuar rápidamente. Retirarla del lugar caluroso y llevarla a un ambiente más fresco es esencial. A continuación, hay que quitarle la ropa excesiva y mojarla con agua fría, prestando especial atención a áreas como la cabeza, el cuello y las axilas. La hidratación es crucial; si la persona está consciente y puede beber, ofrezcámosle agua o bebidas electrolíticas. Si no hay mejoría inmediata, debemos llamar a un servicio de emergencia.


La prevención es la mejor estrategia. Mantenerse hidratado es fundamental; debemos beber líquidos antes de sentir sed, especialmente en días de calor extremo. Usar ropa ligera y adecuada, evitar actividades físicas intensas en las horas más calurosas, y estar atentos a los signos de agotamiento por calor son medidas simples pero efectivas.


Es nuestro deber como sociedad informar y educar sobre los riesgos del calor extremo. La salud pública se ve amenazada por fenómenos climáticos, y cada uno de nosotros tiene un papel que desempeñar en la prevención. Aprendamos a reconocer los signos de alerta y actuemos con rapidez. Este verano, cuidemos de nosotros y de los demás; la vida es demasiado valiosa como para ponerla en riesgo por desconocimiento.