LOS DESEOS FAMILIARES DE OSNAGHI Y VALDES

El feudalismo correntino y un “Dia de la Madre” muy particular

21 de Octubre, del 2024 - Política

Por: El Nordestino

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No hay nada más lindo que la familia unida. Así lo entendieron millones de argentinos que este domingo celebraron el Día de la Madre junto a sus seres queridos. Y también en Corrientes, donde los lazos familiares son más estrechos y firmes que en ningún otro lugar del país, especialmente en la política…

En la provincia Taragüi, el concepto de feudalismo moderno parece encontrar terreno fértil, en un escenario político donde los apellidos tradicionales se repiten y se alternan en los puestos de poder desde hace décadas. Esta práctica, antiquísima y bien arraigada, de sembrar parientes en la administración pública se mantiene viva y goza de buena salud en pleno siglo XXI. Ya sea en un ministerio, una intendencia o en la misma gobernación, la política correntina se ha convertido en un escenario donde las familias más poderosas juegan a pasarse el testigo de generación en generación.


El Caso Osnaghi: Continuidad Familiar en Paso de la Patria


El reciente anuncio de Guillermo Osnaghi, intendente de Paso de la Patria, quien confirmó que su candidata para sucederlo será su hija, Cecilia Osnaghi, es un caso más en este sentido. Este movimiento forma parte de una tendencia extendida en la política argentina, donde los líderes buscan mantener el poder dentro del círculo familiar. El "feudalismo moderno", como algunos lo denominan, no es exclusivo de Corrientes. Ejemplos similares se pueden encontrar en provincias vecinas, como Chaco, donde figuras como Jorge Capitanich promovieron a su hermano Daniel en la arena política. O el caso de Bruno Cipolini, quien continúa el legado familiar en la intendencia de Sáenz Peña.

Feudalismo correntino 1: Osnaghi pretende que su hija siga en la intendencia

 

Sin embargo, en Corrientes, la práctica del nepotismo adquirió, con el paso del tiempo, un carácter ya prácticamente institucional. Nombres y apellidos bien conocidos como los Colombi y los Romero Feris, y ahora, Gustavo Valdés, actual gobernador, quien pretende que su hermano siga la misma línea de sucesión, abonan esta tradición. Sin embargo, ¿es esto lo que quiere el electorado? El caso Osnaghi ha suscitado de manera inesperada un fuerte debate sobre si estos líderes están subestimando la inteligencia política de los votantes.


Gustavo Valdés y el Sueño de la Dinastía


El deseo del gobernador Gustavo Valdés de que su hermano Juan Pablo lo suceda en la gobernación de Corrientes en las próximas elecciones no es un hecho aislado. Siguiendo los pasos de los primos Ricardo y Arturo Colombi, quienes entre 2005 y 2009 se alternaron el poder en la provincia, Valdés busca reinstalar un esquema que, aunque obsoleto para muchos, sigue presente en la estructura política local. En Ituzaingó, donde Juan Pablo Valdés es intendente, ya se habla de él como el "sucesor natural". Durante inauguraciones de obras y actos oficiales, Gustavo no ha escatimado en mostrarse junto a su hermano, reforzando la idea de que esta sucesión no solo es deseada, sino planificada.

Feudalismo correntino 2: Valdés pretende que su hermano siga en la gobernación

 

La sombra de los Colombi y el feudalismo Correntino


La historia reciente de Corrientes está plagada de ejemplos donde los lazos familiares y políticos se entrelazan. Ricardo y Arturo Colombi son los nombres más emblemáticos de este sistema feudal moderno. Su intercambio de roles en la gobernación no fue más que la formalización de un pacto familiar que mantiene su influencia hasta el día de hoy. A pesar de los años, los apellidos siguen resonando en la política provincial, mientras los ciudadanos observan cómo los mismos nombres se repiten una y otra vez en las boletas electorales.


Tato Romero Feris y su esposa también forman parte de esta tradición feudal. Es mas, con el mismo apellido y a pesar de su edad, “Pocho” sigue haciendo de las suyas como operador politico, lugar que ahora podría ocupar “Caíto” Leconte, quien también asoma como “vivo” exponente de las dinastias políticas en “la República de Corrientes”, donde la centralización del poder en manos de un selecto grupo de familias no solo es aceptada, sino que parece ser la norma.


El poder, en estos casos, no responde a la articulación de un proyecto de bienestar colectivo, sino a la consolidación de una dinastía. No se trata de mejorar las condiciones de vida de los correntinos, sino de garantizar que el apellido Valdés, Osnaghi o Colombi siga figurando en los pasillos del poder. Es el feudalismo en su forma más pura, donde el objetivo no es el servicio público, sino el control absoluto del aparato político. 


La última palabra, de todas maneras, la tiene el electorado correntino, que será el encargado de dar continuidad a este esquema o quebrar la política dinástica en la cuatricentenaria provincia. Da la sensación, que luego del Caso Loan, quizás, algo se rompió en el modo de hacer política en la provincia, al menos de cara al público. El tiempo dirá.