La Casa de la Moneda enfrenta una profunda reestructuración, y el nuevo interventor será clave en los cambios previstos para la empresa estatal encargada de la emisión de billetes.
El Gobierno tomó la decisión de intervenir la Casa de la Moneda, anunciando la designación de Pedro Daniel Cavagnaro como nuevo interventor. La medida forma parte de un proceso de reestructuración que el gobierno había anticipado y que responde a los desafíos operativos y financieros que enfrenta la entidad. La intervención tiene como objetivo modificar la estructura y funcionamiento de la empresa estatal, que hasta ahora era responsable de la impresión de papel moneda en el país, rol que el Banco Central interrumpió recientemente debido a costos y problemas de logística.
La Casa de la Moneda dejó de imprimir billetes tras la cancelación de los contratos para producir billetes de $1.000 y $2.000, cuyas denominaciones se han vuelto obsoletas en el contexto inflacionario actual. En su lugar, el Banco Central optó por importar billetes de mayor denominación. Este cambio llevó a la entidad a implementar vacaciones forzadas para el personal de producción, lo que generó incertidumbre entre los empleados y cuestionamientos sobre el futuro de la institución, conocida históricamente por su rol en la economía nacional.
Pedro Daniel Cavagnaro, abogado vinculado al equipo de Diego Martín Chaer, secretario de Empresas y Sociedades del Estado, será quien lidere la intervención. La elección de Cavagnaro sugiere una dirección alineada con los planes de reorganización que el gobierno ha delineado para varias empresas públicas. Chaer, desde su rol en la administración pública, tiene la misión de evaluar la viabilidad y el futuro de estas entidades, algunas de las cuales se encuentran en el marco de posibles privatizaciones.
Además de los problemas en la producción de billetes, la Casa de la Moneda ha enfrentado serios inconvenientes en otras áreas, como la producción de chapas patentes para vehículos. Los atrasos tecnológicos y operativos de la entidad han limitado su capacidad para responder a las demandas del sistema financiero y del sector automotriz. Esta situación de precariedad, unida a deudas pendientes con entidades internacionales, refleja las dificultades estructurales de la institución y respalda la decisión gubernamental de intervenir.
Con una circulación actual de 5.600 millones de billetes de $1.000 y 1.100 millones de $2.000 en el sistema, las autoridades consideran que la emisión local no es necesaria por el momento. En este contexto, Cavagnaro tendrá la tarea de encaminar a la Casa de la Moneda en un nuevo rumbo, enfocándose en soluciones que atiendan los requerimientos actuales del Estado sin incurrir en los elevados costos previos.