El Régimen de Grandes Inversiones promete beneficios fiscales y cambiarios, pero plantea desafíos para las economías locales y las pequeñas empresas. Luego de una década sin crecimiento, el RIGI podría consolidarse como una herramienta clave para la inversión y la exportación.
"La economía argentina lleva 14 años sin crecer, lo que implica que el PBI per cápita es un 15% más bajo que en 2011", señaló Matías Surt, economista y director de la consultora Invecq. Según el economista, quien participó recientemente en una disertación realizada en Casa de Gobierno del Chaco, donde expertos y funcionarios analizaron el impacto del RIGI en la provincia, especialmente luego de casi 15 años de escaso crecimiento.
Este estancamiento crónico, señaló Surt, se compara con la crisis vivida entre 1975 y 1990. "El RIGI busca romper esta dinámica a través de incentivos fiscales, aduaneros y cambiarios dirigidos a sectores estratégicos como la energía, minería y forestoindustria", explicó.
El RIGI ofrece beneficios como la reducción del impuesto a las ganancias, eliminación del cepo cambiario y devolución anticipada del IVA para proyectos en sectores clave. Sin embargo, estos privilegios no están exentos de polémica. "La competencia desleal con pymes locales es un riesgo real", advirtió Surt, quien sugirió que los proyectos deben fomentar la infraestructura para beneficiar a las economías regionales.
Desde el plano macroeconómico, el equilibrio fiscal es el principal obstáculo para extender los beneficios del RIGI a toda la economía. "Hoy, es inviable bajar impuestos de forma generalizada porque implicaría un retroceso en el equilibrio fiscal alcanzado", afirmó Surt. La eliminación del impuesto PAÍS en diciembre también limitará las fuentes de recaudación en 2024, lo que podría posponer las reformas tributarias hasta 2026 o 2027.
En el caso de Chaco, la foresto-industria aparece como una de las grandes oportunidades dentro de este esquema. “La provincia tiene un gran potencial para desarrollarse en este sector, ya que cuenta con recursos naturales abundantes y una ubicación estratégica que podría facilitar la exportación de productos derivados de la madera”, destacó Surt.
No obstante, advirtió sobre los desafíos inherentes: “El principal problema de las provincias del interior es la falta de infraestructura adecuada para competir a nivel global. Las inversiones en transporte, puertos y conectividad son esenciales para potenciar esta actividad”.
Desde el Ministerio de Economía, Valeria Sánchez, subsecretaria de Coordinación Fiscal Provincial, afirmó que el gobierno nacional está comprometido con la descentralización de beneficios hacia las provincias. “Buscamos que el RIGI no solo favorezca a las grandes urbes o polos productivos como Buenos Aires o Córdoba, sino que también alcance a regiones históricamente postergadas como el noreste argentino”.
La llegada de inversiones a través del RIGI podría generar una transformación estructural en Chaco. Por un lado, impulsaría la generación de empleo en sectores vinculados a la foresto-industria y, por otro, incentivaría la creación de cadenas de valor locales que dinamicen la economía regional. Sin embargo, el economista advirtió sobre posibles riesgos: “Es fundamental evitar que estas grandes inversiones generen competencia desleal con las pymes locales. La clave está en garantizar una coexistencia armónica entre nuevos proyectos y las industrias ya instaladas”.
Uno de los puntos críticos mencionados por Surt es el déficit de infraestructura que afecta a las economías regionales: “La logística en provincias como Chaco sigue siendo un cuello de botella para la competitividad. Inversiones en infraestructura, como rutas, puertos y redes ferroviarias, son esenciales para que los productos chaqueños puedan acceder a mercados internacionales”. En este sentido, destacó la importancia de alianzas público-privadas para solventar estas carencias.
El éxito del RIGI dependerá, en gran medida, de la capacidad de coordinación entre el gobierno nacional, las provincias y el sector privado. Según Surt, aunque el régimen tiene potencial para destrabar la inversión, su impacto será gradual: “Es probable que veamos resultados significativos en dos o tres años, una vez que las provincias logren adaptarse y se consoliden las primeras inversiones”.
En conclusión, Chaco podría encontrar en el RIGI una herramienta para potenciar su desarrollo económico, especialmente en sectores como la foresto-industria. No obstante, será crucial garantizar que las nuevas inversiones vayan de la mano de políticas inclusivas que integren a las economías locales y solucionen los problemas de infraestructura. “Si se logran estos objetivos, el RIGI no solo será un impulso económico, sino también un motor para reducir las desigualdades regionales en Argentina”, concluyó el economista.