María Josefa Bonazza, quien pasó ocho horas atrapada bajo los escombros del Apart Hotel Dubrovnik, murió tras varias semanas de internación. Su esposo había sido la primera víctima del colapso.
A menos de un mes del trágico derrumbe del Apart Hotel Dubrovnik en Villa Gesell, murió María Josefa Bonazza, quien había sido rescatada con vida tras pasar ocho horas bajo los escombros. La mujer, de 79 años, falleció en el Hospital Felipe A. Fossati de Balcarce, luego de enfrentar varias complicaciones de salud derivadas del accidente. Su esposo, Federico César Ciocchini, fue la primera víctima fatal de la tragedia que dejó un saldo total de ocho fallecidos.
El derrumbe del edificio ocurrió el martes 13 de noviembre y afectó no solo al Apart Hotel, sino también a una vivienda contigua donde Bonazza y su esposo se hospedaban. El matrimonio había viajado a Villa Gesell para preparar su departamento de cara a la temporada de verano. Mientras intentaban descansar en su hogar, fueron sorprendidos por el colapso. Josefa relató haber escuchado dos explosiones antes de quedar atrapada, inmovilizada y con una tenue corriente de aire que le permitió respirar durante horas.
A pesar de las lesiones y el entorno hostil, Bonazza se mantuvo lúcida durante todo el tiempo. Utilizó técnicas de yoga para controlar su respiración y golpes en código Morse para guiar a los rescatistas. Finalmente, un equipo de bomberos logró sacarla con vida en un operativo que devolvió esperanza en medio de la tragedia. Sin embargo, su esposo no sobrevivió: su muerte fue inmediata, según los testimonios.
Tras el rescate, Bonazza fue trasladada inicialmente al hospital local y luego derivada al Hospital Interzonal de Mar del Plata. Allí se le diagnosticaron fracturas en el hombro izquierdo y la muñeca derecha. Más tarde, recibió tratamiento en el hospital de Balcarce, donde sufrió varias descompensaciones hasta su fallecimiento.
Además de Ciocchini, otras siete personas perdieron la vida en el derrumbe, incluidos antiguos propietarios del hotel y trabajadores de mantenimiento. La tragedia enlutó a toda la comunidad y reavivó debates sobre la seguridad estructural en construcciones de la región. Con la partida de Bonazza, se cierra un capítulo doloroso, marcado por el heroísmo de su supervivencia y la irreparable pérdida de vidas humanas.