La presidenta mexicana sugiere "América Mexicana" en respuesta al plan de Trump sobre el Golfo de México.
El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, avivó la polémica internacional al proponer cambiar el nombre del Golfo de México a "Golfo de América". Durante una conferencia de prensa desde su residencia en Mar-a-Lago, Florida, el mandatario republicano calificó esta modificación como "apropiada y hermosa". Según Trump, Estados Unidos realiza "la mayor parte del trabajo" en la región, justificando así su propuesta.
Las reacciones en México no se hicieron esperar. Claudia Sheinbaum, presidenta de México, respondió con firmeza durante su conferencia matutina, señalando que el Golfo de México es reconocido internacionalmente bajo su denominación actual. Como respuesta irónica, sugirió que América del Norte podría llamarse "América Mexicana", argumentando que el término tiene un "sonido bonito".
El anuncio de Trump incluye además planes para intensificar la explotación petrolera en la zona, lo que podría reconfigurar las relaciones comerciales y ambientales entre ambos países. “Vamos a impulsar proyectos importantes en esta región clave para nuestra economía”, declaró Trump. Sin embargo, la idea de cambiar el nombre del golfo ha sido vista por expertos como un gesto más simbólico que práctico, destinado a reforzar la imagen nacionalista de su próximo mandato.
Marjorie Taylor Greene, congresista republicana, ya expresó su apoyo a la propuesta y anunció que presentará un proyecto de ley para oficializar el cambio de nombre. Sin embargo, políticos mexicanos como Marcelo Ebrard rechazaron la medida, destacando que "el Golfo de México seguirá llamándose así dentro de 30 años".
La controversia también revive el debate sobre los nombres históricos y su carga cultural. El Golfo de México, llamado así desde el siglo XVI por exploradores europeos, posee una importancia simbólica y estratégica tanto para México como para Estados Unidos. “No podemos permitir que se pierda la identidad de nuestra región”, agregó Sheinbaum, proyectando un mapa del año 1607 que muestra el golfo con su nombre actual.
Aunque Trump aún no asume el cargo, sus declaraciones ya han generado tensiones diplomáticas. Mientras tanto, la mandataria mexicana optó por enfatizar su compromiso con el respeto mutuo, recordando que su gobierno prioriza una relación cercana y cooperativa con Estados Unidos. La discusión sobre el nombre del golfo, aunque simbólica, refleja la complejidad de las relaciones bilaterales que marcarán los próximos años.