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A 10 años de la muerte de Nisman: más incógnitas que certezas

18 de Enero, del 2025 - Política

El caso sigue sin elevarse a juicio, pero continúa siendo utilizado para alimentar teorías geopolíticas y ataques partidarios

A una década de la muerte de Alberto Nisman, la causa judicial aún no ha avanzado hacia un juicio debido a la falta de pruebas que respalden la hipótesis del asesinato. A pesar de las pericias que confirman que el fiscal estaba con vida en la mañana del 18 de enero de 2015 y que navegó en su computadora personal, se insiste en una narrativa de homicidio que requiere omisiones y tergiversaciones. El reciente informe del fiscal Eduardo Taiano omite intencionalmente una pericia clave que determina que el uso de la computadora fue físico y no remoto, alimentando sospechas infundadas sobre terceros.  

A 10 años de la muerte de Nisman: un informe reavivó el caso

El papel de Estados Unidos fue igualmente cuestionable. Durante años, los pedidos de la justicia argentina para acceder a información clave sobre el correo electrónico de Nisman han sido ignorados por el Departamento de Justicia norteamericano. Detalles como la hora exacta de ingreso al correo, el contenido de los mensajes enviados o recibidos, o la existencia de amenazas en esos correos podrían haber aclarado el caso. Sin embargo, el silencio norteamericano ha favorecido la persistencia de una narrativa conveniente para ciertos sectores políticos y mediáticos.  

La falta de respuestas y el constante reciclaje mediático de la causa han servido para sostener teorías que sugieren la intervención de un "comando internacional". Pero estas hipótesis enfrentan obstáculos evidentes: no se ha podido explicar cómo un supuesto grupo de asesinos habría ingresado al departamento cerrado del fiscal, cometido el crimen sin dejar rastros, y salido sin ser detectado. Además, el registro de cámaras demuestra que Diego Lagomarsino, señalado como parte del complot, nunca volvió al lugar tras abandonar el edificio el día anterior.  

El expediente revela un patrón de omisiones y distorsiones con fines políticos. Desde la tergiversación de pericias hasta el uso de informes judiciales para alimentar sospechas, el caso Nisman ha sido instrumentalizado para ataques contra el peronismo. Mientras tanto, la verdad, respaldada por pruebas periciales y la cronología de los hechos, apunta a un suicidio. Sin embargo, esa verdad no es políticamente conveniente para quienes buscan perpetuar el uso de la causa como herramienta de persecución partidaria.