La provincia de Córdoba y todo el país se encuentran consternados por el trágico suceso que ha sacudido a la pequeña localidad de Laboulaye, ubicada en el sur de la provincia. Joaquín Sperani, un niño de tan solo 14 años, perdió la vida a manos de un compañero de 13 años, quien además era su mejor amigo.
La tragedia comenzó a desarrollarse el jueves, cuando Joaquín, como de costumbre, se dirigió a la escuela a las 15:30 horas. Sin embargo, al llegar la noche, su madre se percató de que aún no había regresado a casa. Preocupada, contactó con la tía, quien reveló que Joaquín nunca había llegado a su casa. Se inició una búsqueda desesperada y, a medida que el tiempo transcurría, la angustia aumentaba.
La comunidad se unió en una impresionante muestra de solidaridad. Bomberos, policías y voluntarios de toda la región se sumaron a la búsqueda. Se rastreó cada rincón de la ciudad y zonas rurales. Durante las pesquisas, se descubrió un video de una cámara de seguridad donde se veía a Joaquín caminando con su amigo a unas pocas cuadras de la escuela. A pocos metros de allí fue donde ocurrió el trágico encuentro.
Joaquín junto a su amigo y victmario, poco antes de su asesinato
En la grabación se observa cómo Joaquín deja caer su teléfono y su amigo lo recoge. Esto generó sospechas sobre el menor y se comenzó a indagar sobre por qué tenía el teléfono en su posesión. El amigo afirmó que Joaquín se había ido con otra familia debido a problemas familiares, alegando que la madre y el padre lo maltrataban. Sin embargo, nadie dió crédito a esta versión, ya que se conocía en la comunidad que el entorno familiar del niño era saludable.
La hipótesis inicial, de un posible suicidio debido al acoso escolar que sufría Joaquín, se desvaneció rápidamente cuando se revelaron los detalles de la autopsia. El cuerpo del joven presentaba múltiples golpes en la cabeza y el resto del cuerpo, indicando una brutal agresión.
La situación se volvió aún más compleja cuando el amigo de Joaquín confesó el crimen a su padre y a las autoridades. Ambas familias están destrozadas ante la tragedia, sin poder comprender cómo pudo ocurrir una situación tan atroz entre dos niños tan jóvenes.
La historia de Joaquín Sperani todavía mantiene estupefacta a la comunidad de Laboulaye, que aún no se explica como amigos de toda la vida, a los que poco antes del crimen se veía sonriendo, pudo terminar de esta manera.
