Los Esteros del Iberá fueron declarados como uno de los mejores destinos turísticos de la ciudad de Corrientes, y para conocer más al respecto, Valeria Verdaguer, directora de Turismo de la Colonia Carlos Pellegrini, en Corrientes, se comunicó con Radio Nordeste.
La directora de Turismo de la Colonia, detalló las actividades disponibles para hacer en uno de los humedales más grandes de América Latina, como enamora su flora, su fauna silvestre y sus paisajes naturales y la importancia de posicionar al Iberá como destino turístico.
El reconocimiento es muy importante porque el Iberá «es un gran aliado de la conservación de toda la biodiversidad que albergan a los humedales», aseguró, y detalló porque visitarlos es una actividad de la que nadie podría arrepentirse.
“Los Esteros son enormes, son el segundo humedal más grande de Sudamérica, tiene un 1.300.000 hectáreas, y por dentro, cerca de 60 lagunas y espejos de agua, arroyos, embalsados, y diferentes amientes, como los pastizales o los esteros, y todos albergan a diferentes vidas silvestres”, comenzó.
“Recomendamos no venir menos de 3 noches”, precisó, ya que hay una gran variedad de actividades para realizar y lugares para conocer, de diferentes índoles y cada uno con su particularidad:
- Navegaciones.
- Embarcados en la laguna.
- Senderos de interpretación.
- Safari nocturno, para ver la fauna que solo sale de noche.
- Paseos a cabalgata.
- Paseos en cayac.
- Observación de cielos. “Tenemos uno de los cielos mas oscuros de la argentina, certificado, ideal para la observación de astros”.
- Avistajes de aves, “con ms de 400 especies muy fáciles de observarlas a cielos abiertos”.
Estas, algunas de las actividades disponibles, son el motivo por el cual recomiendan hacer el turismo en los Esteros por al menos 3 días. “Todo se realiza acompañado por guías locales, que conocen y saben identificar, apuntar y marcar a la fauna para que se la pueda ver desde muy cerca”, contó.
Además, indicó que actualmente, «estamos recibiendo alrededor de 35 mil personas al año, de los cuales alrededor del 25% son extranjeros». «Eso nosotros en Pellegrini, pero contando todos los portales de Ibera serán más de 200 mil personas al año en total», agregó.
Años difíciles para los Esteros del Iberá
Según contó la directora de turismo de la Colonia, el varano pasado y el anterior “fueron durísimo, con incendios que quemaron un porcentaje muy grande de los esteros y fueron muy dañinos”, principalmente para el suelo.
Los incendios, “quemaron muchas hectáreas de suelo, porque la densidad del pastizal en algunos lugares es tan grande que el fuego tan fuerte corrió por debajo de la tierra, saliendo en otros lugares”, más adelante del foco de incendio, explicó.
“También se ha quemado muchísimo de lo que son los embalsados, que es la acumulación de materia orgánica muy espesa, de miles de años algunos, que son como colchones de agua cuando caminas, donde mucha de la fauna se sube y está, y vive”, contó.
«Los incendios dejaron una pérdida muy grande, muy grave y muy triste».
Durante esos tiempos difíciles para el Iberá, recibieron colaboración de brigadas de incendio de muchas provincias, contó, pero que igualmente “era difícil atajar el fuego”. “Por suerte este año viene lloviendo regularmente todas las semanas, ya se puso todo muy verde y ha crecido el nivel del agua”, alivió en un relato.
Debido a esos incendios, las lagunas adentro de los Esteros estaban secas, “por las que se podían pasar con vehículo”, y ahora recuperaron su nivel normal, “están cargados de agua”, profundizó, al igual que los yacarés que «estaban flacos y les contaba encontrar comida, y ahora ya están gordos y grandotes».
«Por suerte este año viene lloviendo regularmente todas las semanas, ya se puso todo muy verde y ha crecido el nivel del agua, la vida floreció de nuevo este verano”.
Reseña del Iberá
En cuanto a la historia del del parque, Valeria contó que “hay algunas especies que se extinguieron hace muchos años atrás”. “Antes de que todo esto fuera Reserva, luego Parque Provincial y luego Parque Nacional, era una zona de casería”, indicó.
“La gente local cazaba y se acopiaban los cueros, muy comercializados en el exterior, y eso hizo que se deprede todo durante muchos años”, continuó. “Recién cuando se declaró como Reserva Natural, en el año ‘83, los cazadores se convirtieron en guarda parque”, aseguró.
“Fue una reconversión que solo paso acá en el Iberá”, destacó, respecto a los ciudadanos locales, que “pasaron a cobrar un sueldo y de ser cazadores a cuidadores” de la flora, la fauna, y todo el humedal completo, al cual lo conocían perfectamente.
“A causa de toda esa depredación nos quedaron algunas especies extintas, como el emblemático Yaguareté o el Oso Hormiguero, sobre los que ya se está trabajando en su reconversión”, agregó.
