Los rescatistas aseguran que «no es un animal peligroso», que es parte de nuestra fauna y hay que cuidarla.
Durante la jornada del jueves, vecinos del barrio Guemes, en la localidad de Fontana, se encontraron con un ejemplar gigante anaconda amarilla o boa mansa, técnicamente conocida como Curiyú.
Ante el hallazgo se comunicaron de inmediato con rescatistas de Fauna Silvestre, entre los que se encontraba Fernando Amione, quien en comunicación con Noticiero 9 aseguró que este ejemplar “no es un animal peligroso, es más bien tranquilo”.
“Si bien sabemos que tenemos ejemplares dando vueltas por la ciudad, sorprende un animal de ese tamaño”, indicó, pero explicó que, igualmente, es normal encontrarlos. “Resistencia cada vez se esta expandiendo más y estamos ocupando lugares que eran de ellos, es normal encontrarlos”, profundizó al respecto.
Fernando, explicó que, “este ejemplar normalmente se encuentra en zonas de lagunas o esteros, y como ese barrio está muy próximo el Riacho Arazá, por eso seguramente se encontraba por el lugar, porque se traslada por zonas de humedales de agua”.
Durante el rescate, la curiyú “regurgitó dos gallinas”, lo que normalmente conoceríamos como vomitar, y según explicó el rescatista, eso sucede porque “al molestarla cuando se realiza la captura, el animal intenta aligerar su peso para huir, para escapar, y por eso regurgita lo que en ese momento había comido”.
En ese sentido, profundizó que “en este caso podría haber demorado aproximadamente unas dos o tres semanas sin comer, porque al ser un animal de sangre fría, su proceso de digestión es lento”, por lo que las dos gallinas le podrían haber durado dos semanas en digestión hasta su próxima alimentación.
“No es un animal peligroso, es tranquilo, podemos pasar caminando por alado y lo primero que va a hacer es alejarse antes que atacar”.
En este caso, y por su tamaño, “podría llegar a ser de peligrosidad para los niños, pero no va a buscar una persona para alimentarse”, indicó Fernando, aunque si podría hacerlo con animales domésticos como un perro o un gato.
Y en esa misma línea, aseguró que “no es un animal que pueda contagiarnos de ningún tipo de parásitos o virus, no tienen ningún tipo de zoonosis hacia los seres humanos, por lo que no es de peligrosidad para el ser humano en términos de enfermedades”.
Por el contrario, “son controladores de plagas naturales para nosotros, porque se alimentan de roedores o de otros mamíferos”, agregó. Este ejemplar, que habrá llegado a pesar unos 60 kilos, podría alimentarse de animales de 10 o 20kg, como un carpincho un yacaré.
Por otro lado, explicó que las curiyús en este caso en particular, que son un ejemplar salvaje, “podrían llegar a alcanzar entre los 5 a 7 metros en casos muy particulares, pero en general en su hábitat natural no es común que lleguen a ese tamaño”.
Después de rescatarlo se lo lleva lo más lejos de las zonas urbanas posibles.
Por último, recordó que ante estas ocasiones hay que comunicarse a la línea 105, y si bien la comunidad reacciona bien y con cuidado, solicitó «paciencia y tolerancia», ya que «solo somos 3 rescatistas para toda la provincia, por lo que se nos dificulta».
