Con una amplia mayoría del 87,9% de los votos, Vladimir Putin se ha asegurado su continuidad en el liderazgo de Rusia tras las recientes elecciones presidenciales, según los datos oficiales de la Comisión Electoral Central (CEC).
Este resultado lo coloca en una posición histórica, superando a figuras icónicas como Josef Stalin, convirtiéndose en el líder ruso con mayor permanencia en el cargo en los últimos dos siglos. Sin embargo, estos comicios no estuvieron exentos de controversia, con críticas internacionales que cuestionaron la transparencia del proceso electoral.
Los resultados mostraron una diferencia considerable entre Putin y los demás candidatos, con Nikolái Jaritónov y Vladislav Davankov ocupando los segundos y terceros lugares, respectivamente. Sin embargo, voces desde la comunidad internacional, como el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, han señalado preocupaciones sobre la imparcialidad del proceso, destacando la exclusión de opositores políticos y las limitaciones para la participación de otros candidatos.
El contexto internacional también influyó en el desarrollo de estas elecciones, con el conflicto en Ucrania siendo un tema candente. Las tensiones se intensificaron con ataques desde ambas partes, evidenciando un clima de inestabilidad que ha generado preocupaciones a nivel global. La participación ciudadana fue significativa, superando los niveles registrados en elecciones anteriores.
A pesar de los llamamientos a la protesta por parte de los seguidores de Alexei Navalny, aunque hubo algunas manifestaciones aisladas, el control del régimen se mantuvo firme. En este contexto, la oposición, debilitada tras la muerte de Navalny, se encuentra en su posición más débil desde que Putin accedió al poder a inicios de siglo.
